Es casi apropiado que en California, uno de los primeros estados de EE. UU. en legalizar la marihuana para uso médico, haya una orden de monjas, denominadas las monjas de la marihuana.
Pero antes de que te sorprendas, no, no son monjas religiosas, sino un grupo de ultrafemenistas que se visten como monjas. 62 mujeres en total. La líder del grupo, la hermana Kate, les recuerda a todos que no son parte de la iglesia católica, pero admiten que la idea de que lo son les ayuda a vender.
Las monjas cultivan y cosechan sus propias plantas de cannabis para crear productos medicinales holísticos, como ungüentos, tinturas, bálsamos y jabones de cannabidiol (CBD) que venden en línea.
Usan una variedad de marihuana que elimina el compuesto psicoactivo del THC, pero aún contiene CBD, que se ha promocionado para ayudar a tratar todo, desde la epilepsia hasta el cáncer y la adicción.
La hermana Kate, de nombre real Christine Meeusen, inició el negocio con solo 12 plantas, pero desde entonces ha hecho crecer la organización hasta convertirse en un equipo internacional. La hermana kate y sus monjas ganaban 1 millón de dólares estadounidenses al año hasta que comenzó la pandemia.